El fallecido líder de Al Qaeda, Usama bin Laden, tenía material pornográfico en su casa de la localidad paquistaní de Abbottabad, donde murió el pasado 2 de mayo durante un asalto de fuerzas especiales de Estados Unidos, según han informado este viernes fuentes oficiales estadounidenses.
El material, bastante abundante, consiste en vídeos grabados recientemente, según las fuentes, que han informado a la agencia Reuters del descubrimiento con la condición de mantenerse en el anonimato. Lo que no saben con certeza es en qué lugar de la vivienda fueron encontrados los vídeos o quién los veía, y tampoco si los compró Bin Laden o si los veía.
Según algunas informaciones, en la vivienda no había conexión a Internet ni líneas terrestres, y se desconoce cómo adquirieron sus inquilinos el material pornográfico. Pero en un vídeo encontrado allí y difundido por el Gobierno estadounidense aparece el líder de Al Qaeda viendo imágenes de sí mismo en un televisor, lo que indica que tenían un aparato para reproducir vídeos.
El comando estadounidense encontró en la casa varios lápices de memoria que, según cree Washington, se utilizaban para transmitir mensajes electrónicos dirigidos o emitidos por Bin Laden.
Tres fuentes oficiales estadounidenses conocedoras de investigaciones sobre otros milicianos islamistas han señalado que en estos casos no es raro encontrar material pornográfico.
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Método de Bin Laden pra Transimir Información vía e-mail
Tras incautar el ejército estadounidense diverso material de la guarida en la que Osama Bin Laden fue asesinado, casi a diario vamos conociendo nuevos detalles sobre cómo operaba el terrorista más buscado de todos los tiempos. El último nos llega desde la agencia Associated Press (AP), quienes han desvelado que Bin Laden se comunicaba con sus secuaces habitualmente mediante correos electrónicos y cómo lo consiguió hacer sin ser detectado por la poderosa maquinaria de espionaje norteamericana.
“Mediante proxys” estarán pensando algunos y otros creerán que lo hacía desde cibercafés, pero no. Aunque estos últimos aparecen en el proceso, el mismo es más rudimentario a la par que efectivo y también conocido: el terrorista escribía los mensajes desde su ordenador, sin conexión a Internet, los cuales pasaba para una memoria flash. Posteriormente un mensajero de máxima confianza cogía la memoria, se iba con ella hasta algún sitio lejos de la guarida donde hubiera ordenador con Internet, los mandaba y pasaba para el USB los nuevos mensajes recibidos que posteriormente Bin Laden leía en el refugio.
Aunque el método es engorroso está claro también que funcionaba. Los pasos seguidos dificultaban mucho dar con la localización del terrorista por la vía de los emails y según AP, que cita a funcionarios de EE.UU relacionados con la investigación, en las 100 memorias flash incautadas hay una gran cantidad de emails que los investigadores están estudiando a conciencia, de lo que se dude que el que fuera enemigo número uno de Estados Unidos usó este sistema durante años.
Finalmente pero no menos importante, la agencia de noticias afirma que “la larga lista de direcciones electrónicas y números de teléfono encontrados en los correos electrónicos” podría desatar una oleada de citaciones a los proveedores de servicios de Internet (ISPs) emitidas por el Departamento de Justicia que permitiría al FBI demandar con rapidez cualquier información a los ISP u otras empresas de telecomunicaciones sin que un juez emita citación formal.
Y esto último es lo que parece más destacable por preocupante. Todos estaremos de acuerdo en que hay que combatir el terrorismo, ¿pero a qué precio? Dejando de lado que no parece correcto asesinar a quien sea —mucho menos invadiendo un país por el medio—, desde que EE.UU fue golpeado por el brutal y deplorable atentando contra las torres gemelas, el estado pasó a convertirse en uno semipolicial donde con la disculpa de la defensa nacional se ha ido mermando el peso de la justicia y los derechos fundamentales.
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Mister Gaga


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