lunes, 13 de junio de 2011

Noticia Impactante - NO a la Energía Nuclear: Alemania e Italia

¿Son Factibles los planes de Alemania de Quitar las Centrales Nucleares
Italia, en todo caso, lo Sigue, y Propone lo Mismo


Una cuarta parte del suministro eléctrico en Alemania depende de las centrales nucleares. Aún así, la canciller Angela Merkel ha decidido que para 2022 cerrará todas centrales nucleares del país. Los expertos aseguran que es una prueba de fuego para el cambio mundial a las energías 
renovables.
Más tras el Corte...


Física de formación, Angela Merkel conoce los riesgos de la energía nuclear mejor que la mayoría de los políticos. Para la Merkel física, los 17 reactores atómicos de su país no son más peligrosos ahora, tras el accidente en la planta japonesa de Fukushima, de lo que lo eran antes.

Pero para la Merkel política, la valoración de los riesgos ha cambiado drásticamente. Por eso, hace hoy justo una semana, cedió a las peticiones de buena parte de sus ciudadanos y anunció el cierre de todas las plantas nucleares en Alemania para el año 2022.

Si se cumple el plan de Merkel (que recupera el de su antecesor en el cargo, el socialdemócrata Gerhard Schröder), Alemania será la primera nación industrializada después de Italia en 1986 que cierra sus reactores nucleares. Las 17 plantas alemanas han contribuido de manera muy importante a las necesidades energéticas del gigante europeo, ayudando a impulsar su industria manufacturera, el motor de su economía.

Alemania espera sustituir en gran medida la energía nuclear con fuentes renovables como el viento y el sol, aunque se necesitará también algo de gas natural para sustituir la producción de los reactores atómicos, casi una cuarta parte de lo que consume.

Será una prueba esencial para un planeta que intenta torpemente buscar energías más limpias, dicen los expertos. Alemania ya tiene un potente sector de tecnología ecológica y una economía fuerte. También hay consenso político para dar un giro hacia las energías limpias. Es más, el público apoya ampliamente las energías no contaminantes y desde hace mucho tiempo muestra su rechazo hacia las plantas nucleares.

Por ello, si Alemania precisamente no consigue que este cambio funcione, se enviará una señal negativa al resto del mundo, asegura Marcel Vietor, experto en energía y clima del Consejo Alemán de Relaciones Exteriores. “Tenemos la oportunidad histórica de demostrar que esta transición es posible, y de que se puede hacer”, dice. 

“¿Lo conseguiremos hacer de modo que se conserve nuestra competitividad, de un modo que no dañe nuestro crecimiento económico?”, se pregunta Vietor. “Si no lo logramos, ¿por qué deberían los demás seguir este camino? Si fracasamos, el daño será enorme a escala global”.


Pocos en Alemania dicen que no se trata de una apuesta arriesgada. La propia Merkel ha admitido que esta transición (que supone un giro de 180 grados en su decisión del año pasado de extender la vida útil de los 17 reactores un promedio de 12 años) se presenta como “un gran desafío”.

En la actualidad, el 23 por ciento de la electricidad que consume Alemania proviene de plantas nucleares; el 17 por ciento es de fuentes renovables; casi la mitad del carbón y el 13 por ciento de gas natural. El objetivo ahora es impulsar las energías renovables y conseguir que representen un 35 por ciento del mix energético en 2020. Para ello se incrementará el uso del gas natural como puente hasta que las energías limpias logren compensar el déficit que deje el cierre de las nucleares. 

En su conjunto, Alemania se muestra optimista sobre la gestión de esta transición energética en la próxima década. Si bien es un giro radical para la política de Merkel, en realidad es una vuelta al calendario de cierre de las nucleares que su predecesor, el canciller de centroizquierda Gerhard Schröder, estableció en 2000.

“Creo que los planes son realistas y alcanzables”
, asegura Claudia Kemfert, jefa del departamento de Transporte y Medio Ambiente del Instituto Alemán para la Investigación Económica. “En principio volvemos a la decisión de Schroeder de cierre de las nucleares, que había recibido mucho apoyo”.

Pero los expertos apuntan que si Alemania quiere que su plan funcione, se necesita urgentemente una renovación de las infraestructuras. De hecho, se necesita expandir la red de suministro eléctrica y convertirla en una “red inteligente”, que responda a cambios en la demanda y el suministro.

El argumento ineludible de quienes no apoyan el cierre de las nucleares es que el precio de la electricidad aumentará. El propio Gobierno admite que se producirá un "modesto"aumento de la tarifa eléctrica, porque se tendrán que pagar las nuevas infraestructuras.

Pero, sobre todo, la gran pregunta es qué efecto tendrá este cambio en la economía alemana, que depende fuertemente de las grandes fábricas que consumen mucha energía y en donde se montan los productos estrella del país, como coches y maquinaria. 

El Ejecutivo de Merkel ya ha ofrecido un paquete de 500 millones de euros a la industria pesada para ayudar a compensar la subida de su factura eléctrica.



El sector industrial, que pedía mucho más tiempo y flexibilidad para la transición, está consternado por el rígido plazo límite del 2022. Hans-Peter Keitel, presidente de la Federación de Industrias Alemanas, asegura que el Gobierno se ha apresurado a aprobar todo este proceso por motivos políticos, poniendo en riesgo el suministro eléctrico de Alemania, sus objetivos de reducción de carbono, el crecimiento económico y los puestos de trabajo.

“Cada vez estoy más preocupado por los motivos claramente políticos de fijar un punto final e irreversible en el uso de la energía atómica con un apresuramiento sin precedentes”, dice. “Alcanzar los objetivos para proteger el clima será ahora más difícil y caro, ya que el recorte en la energía nuclear, que emite muy poco carbono, se compensará con más energía de carbón y gas”.

Sin embago, Claudia Kemfert destaca que “las oportunidades económicas son mayores que los riesgos, porque se harán inversiones multimillonarias en la próxima década, que a cambio generarán valor y puestos de trabajo en Alemania”.

Vietor coincide con ella, subrayando que “la economía alemana se tiene que ajustar a esta nueva situación, pero no es algo que haya que temer. Habrá nuevas compañías que salgan adelante, o viejas que se transformen, pero a largo plazo es una buena decisión para nuestra industria”.



ITALIA SE APUNTA



Roma. Este lunes en un referendum, los italianos votaron en contra del uso de la energía nuclear y exigieron que quede fuera de cualquier futura combinación energética en el país.
Italia se convierte así en el tercer país en el que la ciudadanía exige excluir a la energía nuclear para su futuro energético, y del mismo modo que Alemania y Suiza, se pone en el camino para crear una economía impulsada por la energía limpia.

Greenpeace seguirá demandando a otros gobiernos, como el de México, que también se aparten de  tecnologías obsoletas como los combustibles fósiles y nucleares, porque además de ser una pérdida de tiempo y dinero, ponen en riesgo a la gente y el futuro del planeta.

Source: Lainformación & Greenpeace & Churro
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Mister Gaga

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